sábado, 21 de agosto de 2010

Tantas noches llorando, tantos minutos en los que me sentía incomprendida. Tanto intenté que reaccionaras, pero nunca encontré una apoyo en ti, tan solo miradas perdidas en un punto inconcreto del suelo, que nada me decían, que en nada me ayudaban. Lloré sola cuando tú debías estar secando mis lágrimas. Di mil vueltas a mis preocupaciones y tú no estabas para hacerlo más fácil. Estás, y a la vez ni existes. Puedo tocarte, puedo besarte, pero no estás, nunca supiste qué decir. Y eso deja un enorme vacío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario